Retomando varias horas atrás a lo sucedido en la armería, nos encontrábamos saliendo de mi casa. Rocío seguía en la cama y Julián y Paula en el salón.
Estos dos fueron a levantar a Rocío de la cama, pues esta tenía que comer algo. Rocío estaba más animada, pero no paraba de pensar en su novio, ella sabía que el día que todo comenzó el tenía dentista, y eso, la hacia pensar que Adriano podría estar muerto.
Al cabo de unas horas, Rocío vigilaba en la ventana y Paula empezaba a impacientarse, la armería no estaba lejos, pero también estaba cerca de la zona de la facultad, donde presenciamos el primer ataque, aquello la hacia pensar que algo malo nos podía haber ocurrido.
Sin pensárselo Rocío salió corriendo a la calle. Entre gritos, Paula y Julián salieron detrás de ella, dejando la puerta de la casa abierta. Llegaron a la calle a tiempo para sujetar a Rocío, pero no estaban solos, tenían a Marta enfrente de ellos. Enseguida comprendieron lo que quería Rocío, matar a Marta.
Algo inesperado les iba a ocurrir, Rocío no paraba de gritar que la soltaran, y Paula y Julián también lo hacían, pero con otro propósito, querían hacerla entrar en razón para salir de allí.
De manera diferente a la nuestra, habían descubierto que a los zombies les atraía el ruido.
Cada vez había más zombies, estaban indefensos y la puerta que daba a mi casa ya no era accesible, había muchísimos no muertos.
Salieron corriendo, en la primera calle giraron a la derecha y luego a la izquierda, hasta llegar a una gran avenida. Se pararon en seco, pues lo que tenían delante, eran varios zombies en el suelo devorando a personas, estaban vaciándolas mientras se comían sus órganos, la imagen era muy desagradable pero a ellos no les dio tiempo de pensarlo.
Un autobús de la línea 43 apareció de repente llevándose por delante a los zombies que se encontraban allí. Rocío, Julián y Paula tuvieron que apartarse rápidamente, pues el autobús iba derechos hacia ellos. El autobús empezó a parar y sus puertas se abrieron, al mirar al conductor se dieron cuenta de que era Silvia (alta, morena, no le hacen falta amigos para divertirse, pero si los tiene, su diversión y la de los demás se multiplica por diez), se subieron al autobús sorprendidos, y lo hicieron aún más al ver a Aránzazu (morena, bajita, graciosa como ella sola, es una payasa (literalmente), tarde dos días en aprenderme su nombre).
Silvia aceleró, lo que hizo que Paula cayera al suelo y que Julián y Rocío tuvieran que agarrarse a los barrotes.
Julián se dirigió a Silvia y le dijo que dieran la vuelta, ya que nosotros estábamos en la otra dirección.
Cada vez había mas zombies y Silvia no quería dejar ninguno con vida, iba atropellando a todos los que podía.
Empezaba a anochecer. Una explosión hizo que Silvia diera un volantazo, se subiera en una rotonda y se estrellara contra la que había allí.
El claxon se quedó encendido debido al golpe, todos estaban bien, estaban en la rotonda de República Argentina y los zombies se acercaban al autobús.
Aránzazu bajó del autobús y fue corriendo hacia la comisaría de policía que había allí, consiguió entrar. Los demás intentaron seguirla, pero una barrara de zombies les impedía en paso, mientras gritaban para avisar a Aránzazu de que no podían pasar, corrían hacia el Parque de los Príncipes para esconderse.
Estaban detrás de un árbol cuando Paula los mandó callar a todos, había escuchado pasos. Silvia se giró y me vio a mi apuntado a su cabeza con un arco.
Lol!! Menudo giro en los acontecimientos!
ResponderEliminar¡Se me va la pinza!
ResponderEliminarlooooooooooooooool!! lo que me he podido reir cuando me he imaginado a Silvia y Aranzazu conduciendo un autobús xDD
ResponderEliminarY Silvia que se desfoga atropellando zombies xDD
QUEREMOS MÁS!