Era de noche, seguíamos en el mismo sitio, estacionados en la gasolinera. Nuestro grupo había crecido a ocho y estábamos contentos, para nosotros tres amigos habían vuelto a la vida.
Estaba cansado y cubierto de sangre. Me dirigí a los servicios de la gasolinera, mientras, los demás discutían como nos moveríamos ahora con un solo coche, me lavé el cuello y la cara, con la camiseta no había nada que hacer estaba teñida de rojo.
Al volver al coche vi que Jenni estaba al volante, Elia sentada en el copiloto con Paula encima, atrás, Miguel cogía a Rocío y Julián a Vic, el hueco que quedaba era el mío.
Jenni arrancó el coche y se puso en el lado derecho de la carretera, el que iba al centro de Sevilla.
Vic, con la navaja suiza cerrada en la mano, me dijo que la pala y el martillo se encontraban en el maletero, me alegre pues pensé que nos lo habíamos dejado.
Jenni puso rumbo a mi casa, así, podríamos descansar.
Al llegar a Triana las calles estaban muertas, ya no era aquel barrio alegre dónde la gente paseaba a todas horas.
Al girar a la derecha, ya en mi calle, había dos zombies, Jenni frenó justo enfrente del portal, con las llaves en las manos salí del coche, Elia y Paula hicieron lo mismo y cogieron del maletero la pala y el martillo para cubrirme mientras abría la puerta. Los dos muertos empezaron a acercarse a nosotros, conseguí abrir la puerta a pesar de que me temblaba la mano, di un grito ahogado, había un zombie en el descansillo de la escalera, me aparte y Paula entró asestando un golpe certero en la cabeza del bicho desparramando los sesos por el suelo y manchándose la cara y el pelo de sangre, lo que la hizo vomitar del olor y lo asqueroso que resulto la escena.
Aún fuera, ya habían salido todos del coche, Miguel empujó a un no muerto y cayó al suelo, entonces Elia empezó a asestarle golpes que iban deformándole cada vez más el cráneo, el zombie murió al tercer golpe, pero Elia tenía una cuenta pendiente con ellos. Al segundo lo abatieron Julián y Vic, esta última abrió la puerta del coche tan fuerte que el no muerto salió despedido hacia atrás, momento que aprovechó Julián para pisarle el cuello con fuerza e incesantemente hasta que este estuvo roto y el zombie muerto.
Giré la llave, y abrí la puerta de mi casa, las luces estaban encendidas, empecé a llamar a Nadia (mi compañera de piso, pelo castaño, risueña, delgada, muy vaga, sólo la he visto correr en una ocasión, que es cuando pierde el autobús), me contesto a mi tercer intento, estaba encerrada en su cuarto, cuando llegué hasta allí abrió la puerta y se me abrazó, tenía unas tijeras en las manos.
Al volver al salón ya estaban todos allí, habían cerrado la puerta y sus tres cerrojos. Nadia nos contó que se habían cancelado las retransmisiones de televisión y que internet no funcionaba, lo único que seguía funcionando era la línea telefónica.
Paula y yo fuimos al baño a lavarnos un poco, fui a mi cuarto y me cambie de camiseta, cuando llegue Nadia ya había repartido comida a todos.
Había llegado el momento de pensar inteligentemente y racionar nuestras fuerzas, así que, nos dividimos en grupos para dormir y hacer guardia. A la habitación de Nadia situada a la mitad del pasillo se fueron Vic, Jenni y Nadia, y a mi habitación Elia, Paula y Miguel, quedándonos en el salón para la primera guardia rocío, Julián y yo.
Julián y Rocío ocuparon cada uno un sofá y empezaron a hablar entre ellos, yo fui a la cocina en busca de algo de comer.
Levante levemente la persiana del salón, no sin antes apagar la luz, mis compañeros seguían hablando de sus familias y de sus novios, estábamos muy cansados y la voz de Rocío y Julián empezaban a palidecer.
En la calle no había nadie, ni un alma, me paré a pensar un momento en que el silencio poblaba todo, ni gatos, ni perros ni pájaros.
Miré el reloj de mi móvil y vi que marcaba las cuatro, una notificación me había llegado, un mensaje de mi madre bastante tranquilizador, todos estaban bien, fui a contestar pero la comunicación telefónica ya había terminado.
Al volver a poner la vista a la calle, vi una melena rubia que me parecía familiar, era Luis, parecía normal, estaba vivo. Abrí la ventana y lo llame, su corazón dio un vuelco, al volver a llamarlo se giró hacia la ventana, la desesperación inundaba su cara, lo hice subir, lo que hizo que Rocío y Julián fueran a recibirlo a la puerta. Al verlo entrar, me di cuenta que el chico alegre que yo conocí ya no estaba, entonces empezó a susurrar. Al parecer un zombie había mordido a Marta (Rubia, pelo largo, bromista, inteligente, puede darte conversación para casi todo, la guerrillera de la escuela), nos dijo que en el brazo y que seguía viva. Rocío se empeñó en ayudarla, así que no lo dudé, fui a mi habitación y le dije a Miguel lo que ocurría, su grupo me sustituyó en la guardia, cogí el botiquín de mi armario y volví al salón, me metí las llaves en el bolsillo, cogí la pala , Julián y Rocío cogieron los cuchillos más grandes que encontraron en la cocina. Julián cerró la puerta y salimos del edificio.
Giramos a la derecha, asegurándonos, que detrás de cada esquina no hubiera ningún muerto. Al girar en la última esquina, Luis, que iba el primero, dio un grito, un zombie estaba cerca de la puerta de su edificio.
Rocío y Julián fueron a por él, yo repetí la acción y Luis vino detrás, no hizo falta que yo interviniera, Julián lo apuñalo en el cuello , pero el zombie ni se inmutó, entonces Rocío le clavó su cuchillo en la nuca, saliendo este por el ojo.
Entramos al edificio, subimos las escaleras y entramos en la casa. Estaba todo en silencio, Luis nos condujo hasta la habitación dónde estaba Marta tirada en una cama, su brazo se tornaba azul y con bastante pus, estaba aturdida, las ojeras se incrementaban con el paso de los minutos y estaba empapada en sudor. Nos reconoció a todos, dibujando una leve sonrisa en su magullada cara.
Nos pusimos manos a la obra, le lavamos la herida y con povidona se la curamos, Rocío le puso el vendaje, se había quedado dormida, su pulso era débil.
Luis se quedó con ella mientras Rocío nos llamaba a Julián y a mi al salón para contarnos algo que sería revelador para nosotros. Ella nos contó que había visto como las personas mordidas morían y volvían a la vida convertidas en zombies.
Aquella conversación me dejó abrumado, me senté en el sofá y caí en un profundo sueño.
Un grito de desesperación de Luis me despertó y me hizo ponerme de pie sin apenas darme cuenta, era de día y yo diría que estaba bien avanzado. Fui corriendo al cuarto dónde estaba Marta, y por la cara de llanto de Rocío supe que Marta había muerto.
Mis ojos se nublaron y las lágrimas cayeron por mi rostro, no me lo podía creer, hasta ese momento no fui verdaderamente consciente de que la gente de mi alrededor moría y de que todos podíamos acabar igual si no íbamos con cuidado.
Ahora sólo quedaba esperar si lo que nos dijo Rocío sería verdad. Luis pensó en que podríamos hacer con ella, sus padres querrían saber de su muerte, pero no teníamos ninguna manera de avisarlos.
Nos reunimos los tres en el salón, miré el reloj, eran las siete de la tarde. Estuvimos discutiendo sobre lo que debíamos hacer, pero Julián estaba a nuestro lado sin decir ni una palabra, hasta que se decidió a hablar. Julián quería quemar a Marta para que no despertará como zombie, el problema era que no podríamos sacarla a la calle sin que nos vieran los muertos y sin arriesgar nuestras vidas.
Un ruido procedente del otro lado del pasillo hizo que una sensación de frio nos recorriera la espalda, tuvimos que tirar de Luis para que no fuera a ver que era, Marta asomó al fondo del pasillo su cabeza, sus corneas eran blancas y estaba aún mas demacrada que cuando murió, Luis me golpeó en el estomago para que lo soltará, lo consiguió, me encogí de dolor y Luis se fue de la casa dejando la puerta abierta. Mientras Rocío me ayudaba a recuperarme Julián cerraba la puerta del pasillo para impedirle a Marta el paso.
Un grito en la escalera hizo que nos activásemos, no podíamos seguir allí teníamos que correr. Cogimos la pala y los cuchillos y salimos de la casa, al mirar por el hueco de la escalera vimos que los zombies empezaban a subir, sólo quedaba un camino y era subir por las escaleras.
Una vez en la azotea nos dimos por perdidos, no teníamos salida. Me acerqué a mirar por el precipicio para comprobar cual sería la caída, sin duda, saltar provocaría nuestras muertes. Me giré y no pude encontrar a Julián, lo habíamos perdido. Los zombies estaban accediendo a la azotea, cerré los ojos, me acorde de mi familia, de mis amigos. Alguien tiró de mi brazo, era Rocío, Julián había saltado al otro edificio, nosotros también saltamos, cruzamos la puerta y bajamos las escaleras hasta llegar a la calle, todo estaba abarrotado de no muertos. No podíamos hacerles frente, corrimos todo lo que nos dio nuestras piernas hasta llegar a mi casa, abrí la puerta del portal mientras Rocío y Julián me cubrían, subimos las escaleras a toda prisa, abrí la puerta de mi casa y al entrar allí no había nadie, todos se habían ido, ni una nota, ni una sola señal que nos indicara que podía haber pasado, estábamos solos.
Nuestro grupo se había reducido, habíamos perdidos a los demás, pero en este día descubrimos cosas y lo peor, perdimos a una amiga.
Seguimos siendo supervivientes y nuestra pesadilla continua.
¡Que penitaa! jooo
ResponderEliminarMe gusta mucho joder, me gusta mucho de verdad
ResponderEliminarjajajaja, vaya tela Adry!! xDDDD te falta describir el colorcito de los sesos vamos...xDD
ResponderEliminarDios que tragedia Adri xDDDD quería ser un no-muerto...pero esto es demasie xDD Enhorabuena tio! Me gusta muchizzzzimo! ;)
ResponderEliminarSigo pensando que falta un contador de muertes!!
ResponderEliminarGenial, Adri XD y con un día de antelación!
Me encanta!!! Joder como engancha! QUIERO MAS!!!
ResponderEliminarMe ha hecho mucha gracia lo de que Julián cogia a Vic! Con lo que le saco! XD
Te esta quedando genial Adri :)
Si, jaja y yo casi mejor q coja a miguel que el a mi xD
ResponderEliminarIgual de emocionante que el anterior, aunque me ha dado penita lo de Marta.
ResponderEliminar